Vídeo de Albelda, en La Rioja

Albelda, historia en La Rioja


DATOS ESTADÍSTICOS

Población: 2918 (INE 2007)
Bodegas: 2
Hectáreas uva tinta: 130
Hectáreas uva blanca: 8

Estos datos se corresponden en ocasiones con cifras de años anteriores. Las bodegas referidas son aquellas que se encuentran dentro del consejo regulador, si bien en la mayoría de las poblaciones pueden encontrase numerosas bodegas donde se elabora vino de gran calidad.

DATOS CURIOSOS
Reseñas históricas:
Albelda se encuentra en el valle del Rio Iregua. Se cree que su nombre proviene del término árabe Al Bayda, que podríamos traducir como “La Blanca”.

En los años 852 y 859 tuvieron lugar las dos contiendas que hoy se conocen como Batalla de Albelda. Como resultado, la zona pasaría definitivamente a manos cristianas. Se dice que más de 12.000 moros resultarían decapitados en la última de las batallas. Ésta se confunde generalmente con la Batalla de Clavijo de la que hablamos en momentos anteriores.

En el S. X se construyó el Monasterio de San Martín de Albelda, hoy en ruinas donde se registró por primera vez el nombre de un peregrino en su camino a Santiago. No era otro que el obispo de Puy, Gotescalco.

Un libro escrito allí en el año 976, el Codex Vigilanus, sostiene el honor de ser la primera constancia escrita -de la humanidad- del sistema decimal, de los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9.

Otro libro escrito allí es el Códice Albendense (o Vigilano) cuyo original se conserva en el Monasterio del Escorial dada su importancia.

Anteriormente en cima de la Peña Salagona -que cobijaba el monasterio- existió un castillo donde se refugiaban los moros. Los desprendimientos de esta peña no sólo dieron al traste con el monasterio, si no que también destruyeron muchas bodegas que había allí. Hoy en día el misterio todavía rodea a las construcciones y costumbres que pudieron llevarse a cabo en la zona.

Albelda contó con la Universidad de los Padres Escolapios. Se trata del imponente edificio que podemos observar en el término denominado “Las Viñuelas”.

Personajes Ilustres:
El personaje más familiar es el actor, guionista y “chico almodóvar” Javier Cámara. Famosos son sus papeles en películas como Torrente (I y II), Hable con ella y Alatriste; y series como 7 vidas y LEX.

Otro personaje, relativamente actual es el ex-jugador de baloncesto Salva Díez quien militó en grandes equipos de la ACB como Barcelona, Pamesa y Caja San Fernando antes de terminar su carrera en el Caja Rioja.

Tradiciones más destacadas:
Antiguamente se realizaban lo que se conocía como “Carreras de Gallos”. Consintía en colgar varios gallos en una cuerda “patas abajo”, de tal manera que varios jinetes del pueblo pasarían intentando arrancar la cabeza de los mismos. Su origen podría ser el de sacrificar la cabeza del gallo a modo de “chivo expiatorio” de las culpas que pudiera tener el jinete. Esta costumbre desapareció hace unos 25 años.

En la Romería a San Marcos, el 25 de abril, cuyo origen ya detallamos anteriormente se reparte chorizo y chocolate para los asistentes. Antiguamente se rezaba una letanía por aquellos que perecieron víctimas de la peste. Se realiza en la ermita de Santa Fe de Palazuelos.

El día de Santiago la mayoría de los albeldenses se reúne en las bodegas para degustar las típicas chuletillas al sarmiento.

Una paella de dimensiones gigantescas se elabora en las fiestas del Triunfo. Tienen lugar el último fin de semana de agosto y a ellas está invitado todo a quien que quiera acudir.

Las “iluminarias” se realizan 2 veces al año. Consiste en el encuentro de las gentes alrededor de una hoguera en la plaza principal del pueblo con música, chocolate y zurracapote. La hoguera es saltada por los mozos del pueblo.

En esta sección no podía faltar el mercado medieval. Se celebra en noviembre, en el fin de semana más próximo a San Martín de Tours (11 de noviembre). Extraído de la página del Ayuntamiento encontramos el siguiente resumen: “Olores de antaño, trajes de película, joyas hechas a mano, productos que despiertan inquietud entre los visitantes, niños con los ojos como platos, decorados coloridos, sonidos de gaita y flauta y todo lo que cada uno quiera sentir...”

LEYENDAS
Se cuenta que la Virgen se le apareció a un pastorcillo en el término de Bueyo. Le indicó que levantara una ermita para dar culto a una imagen suya oculta en unos matorrales. En la ermita de Ntra. Señora de Bueyo a la virgen le atribuyen gran cantidad de intervenciones en favor del pueblo.

La leyenda cuenta que dos hermanas sobrevivieron a la peste que asoló Palazuelos: Leticia y Esperanza. Pese a los requerimientos de los habitantes de Clavijo y Albelda, decidieron gobernarse solas, “mejor que los hombres”. Leticia, una víspera de San Marcos, sabiendo que iba a morir le traspasaría un secreto a su hermana que consistía en una labor: cuando sintiera llegar la muerte debería acudir tanto a los de Clavijo como a los de Albelda. Sólo al pueblo que fuera hospitalario le entregaría la llave de la ermita de Santa Fe. Con una condición: que todos los 25 de abril, día de San Marcos, el pueblo acudiera a la ermita en romería a riesgo -en caso de no hacerlo- de perder su posesión. Esperanza vivió unos cuantos inviernos más y sintiéndose débil acudió a Clavijo donde le cerraron todas las puertas. Sin embargo fue bien atendida en Albelda, a cuyo alcalde entregó la llave y el secreto antes de morir. La ermita desde entonces ha pertenecido a Albelda.

La iglesia parroquial al igual que el antiguo convento presta vocación a San Martín de Tours. Sobre este ronda una leyenda. El santo, al encontrar a un pobre hombre sin nada que cubrirse partió su manto en dos para que pudiera refugiarse del frío que imperaba en el ambiente. Jesucristo, esa noche se le apareció a Martín en sueños para decirle, “Martín, hoy me cubriste con tu manto”. Ése manto se guardó en un pequeño santuario que al guardar un medio manto, conocido como “capilla”, daría origen al vocablo que hoy se utiliza para llamar a este tipo de espacios.

ESTABLECIMIENTO RECOMENDADO
La Casa del Cofrade

La Casa del Cofrade es uno de los mejores exponentes del turismo vitivinícola en La Rioja. No en vano ha sido galardonado con el premio “Best of Wine Tourist”.

Se trata del primer hotel bodega de La Rioja que nace dentro de las instalaciones de las bodegas Vinícola Real.

El edificio es un “tributo” al desaparecido monasterio de la localidad. Cada una de sus 18 habitaciones es diferente a las demás y toman su nombre del Código Albedense.

Hotel con encanto, bodega excavada en roca y un torreón con una acogedora salita de estar desde donde poder admirar el paisaje y respirar ese ambiente monacal típico de los monasterios.

Por si el cliente no tuviera suficiente con la completa equipación de las estancias, el personal del hotel ofrece servicios extras como el de cursos de cata, visitas a bodega e incluso tratamientos de vinoterapia en la propia habitación.

La bodega comenzó casi sin querer. Primero se rehabilitó un “merendero” familiar que originó la idea de ampliar las estancias de las bodegas para elaborar un vino de calidad. Una idea que hoy agradecemos ya que nos posibilita entrar dentro de la montaña para ver descansar las botellas y las barricas en una perfecta conjunción ó ausencia de luz y cambios de temperatura.

También es posible previa cita y para grupos superiores a 12 personas reservar el comedor para degustar un estupendo menú riojano.

MI CONSEJO
Caminar por los rincones de “La Peña” y el resto de montañas que rodean la localidad. En su recorrido sentiremos y viviremos con gran curiosidad los ecos de una historia. Una historia que trazó el destino de esta región.

Información recopilada por José Manuel Calleja. Más información:
info@paseosdivinos.com ; http://www.paseosdivinos.com

Albelda - Clavijo - Ruinas del Monasterio de San Prudencio

Albelda
Albelda es un pueblo que cuenta con mucha historia. Situada en un enclave crucial en la reconquista nos recibe en su entrada con dos edificios modernos de gran influencia en su reciente historia: la fábrica de embutidos Palacios y la antigua Universidad de los Escolapios. Desde la fuente que se encuentra en el exterior de este edificio comenzamos nuestra ruta.

Subimos a La Peña, gran roca que preside el pueblo con cierta majestuosidad. En el siglo X albergó un monasterio. Observamos los restos que los numerosos desplomes nos han dejado hasta hoy. Se nos hace duro imaginar que mucha gente durmió en los agujeros excavados en la roca; desde la época romana, pasando por los musulmanes y hasta monjes que rezaban en el monasterio. Qué condiciones más duras. Intentamos descubrir la función que cumplían los numerosos “nidos” –hoy cobijo para muchas palomas- que allí esculpieron ¿Antiguos relicarios? Nos cuentan que se barajan distintas opciones, ninguna concreta.

Un agujero con forma y espacio para una figura religiosa nos insinúa que allí podría estar ubicada alguna de las antiguas capillas de monasterio.

Sabemos –por un cartel que hay allí- que el único recinto del anterior monasterio que se conserva, excavado en roca, es “La Panera”. Debido a muchos y diversos usos y motivos hoy se encuentra deteriorada. Es el exponente principal en el mercado medieval.

Palazuelos.
Siguiendo las amables indicaciones de un anciano del pueblo tomamos camino hacia la ermita de Santa Fé de Palazuelos donde antes existió un poblado extinguido por la peste.

Serán cerca de una hora por un camino agrario, asfaltado. Es el camino a Clavijo; lo único que cuando llegamos a una intersección de 4 caminos (los de los laterales sin asfaltar) deberemos coger el segundo comenzando por la izquierda (el que baja un poquito).

Antes de llegar a la intersección tenemos dos gratas sorpresas. La primera de ellas es el color de los viñedos. Nos ha salido un día soleado y las hojas, color rojo en muchos casos, nos muestran un paisaje de reflejos inolvidable. Como ya ha pasado la vendimia y todavía quedan uvas, “robamos” un par de racimos para comer después en el almuerzo.

La segunda de ellas es un conjunto de buitres, más de 30. Unos planeando en busca de alimento, otros tomando el sol como si fuera verano. Lástima que en la fotografía no se aprecia la cercanía y la grandiosidad de estas aves carroñeras. Un espectáculo.

La ermita de Santa Fe, románica, es el único resto de un poblado fundado por pastores hacia el S. X y cuya leyenda conoceremos más adelante.

Clavijo

Volvemos al camino que habíamos abandonado para coger en esta ocasión en la intersección el tercer camino, también asfaltado. La carretera empieza a “picar” un poco más hacia arriba.

Tras unas curvas divisamos el Castillo de Clavijo, con el monte Laturce a su espalda. Impresionante; inexpugnable.

Llegamos cansados a Clavijo. Es hora de almorzar. En el “Mirador del Valle”, donde nos quedamos boquiabiertos contemplando la vista espectacular que nos regala. Desde el monte Toloño, hasta Villamediana. Nos ayudamos del panel que hay en el suelo para identificar todos los rincones. Casi toda la geografía del Rioja de un solo vistazo.

Una vez en el castillo entendemos perfectamente el por qué de la ubicación del mismo. La gran cruz que domina una de sus torres nos despierta la imaginación.

Tiempo para la leyenda. El rey Ramiro I, harto de pagar tributos a Abderramán II, en especial el de las Cien doncellas, se reveló. Su ejército se vio rodeado por numerosísimas tropas musulmanas por lo que se refugió en el cerro de Clavijo. Condenado a morir en combate salvo milagro. Y este ocurrió. Santiago Apóstol se le apareció en sueños para indicarle que debía luchar, que él mismo les ayudaría en la batalla sobre un corcel blanco y les llevaría a la victoria. Y así fue. Al día siguiente, el 23 de mayo del año 844, vencieron a los moros en una gran batalla.

¿Realidad o ficción? Sea como fuere desde entonces a Santiago se le denominó y representó en muchos lugares como Santiago “Matamoros”. Para muchos se trató de una invención del obispo de la época para “igualar” la motivación de los cristianos a los de los musulmanes que luchaban en su guerra santa y que al morir tendrían la recompensa del paraíso.

Monasterio de San Prudencio.
Caminamos por las calles del pueblo hacia el Monte Laturce. Divisamos la ermita de Santiago, construida sobre una anterior mandada construir por Ramiro I. Un poco más arriba, una cruz. La importancia de este enclave en la historia de La Rioja es vital. Como ejemplo sirva el hecho que una vez aprobada la bandera de la comunidad en referéndum, ésta hondeó en la cima del monte.

De la carretera sale un estrecho camino que nos llevará al monasterio en ruinas. Está indicado por un cartel.

Es una senda estrecha -con bastante pendiente en su inicio- que discurre por un paisaje donde los ruidos de este siglo desaparecen. Lejos de la civilización, dueños del tiempo y a la vez partícipes de la historia. Podemos imaginar a los jinetes, escuchar el eco de las espadas en combate.

Debemos ir en fila india. Ha llovido recientemente, no ha sido un verano muy caluroso y eso hace que el camino esté lleno de arbusto, árboles y vegetación que llena de contrastes nuestro paseo.

En unos 20 min. comenzamos a divisar las ruinas del monasterio, cuya historia es de lo más curiosa. No divisamos señales de modernidad salvo un tramo de carretera a unos cuantos kilómetros, hemos descendido una garganta por una senda poco transitable ¿Cómo es posible que en un lugar tan inhóspito pudiera establecerse un monasterio?

Al morir San Prudencio y siguiendo sus propias instrucciones le colocaron encima de un mulo de tal manera que donde parara, allí deberían enterrarlo. Según San Prudencio “Jesucristo sabía donde debía ser enterrado”. Fue en la entrada de una cueva, según se cree la primera donde vivió Prudencio como anacoreta. Allí sus seguidores se organizaron en comunidad monástica. Sus reliquias junto con la de otros santos se guardaron allí.

De la antigua construcción (S. X) no podemos observar nada pero sí que lo podemos hacer de las iglesias posteriores (S.XII y XVII) y del monasterio que debió ser abandonado con la desamortización de Mendizábal en el S. XIX.

Recorremos -como lo hicieron ladrones y cazatesoros- las ruinas en busca de algo histórico, de un recuerdo. Con cuidado, ya que el terreno no es de lo más estable que hemos pisado. Sin darnos cuenta hemos pasado más de media hora recorriendo lo que el tiempo ha dejado de sus dependencias.
Tomamos el camino de vuelta recordando que todo lo que hemos bajado ahora nos toca subir. Despacito y buena letra.

Ruta elaborada por José Manuel Calleja, de Eventos de Cata. http://www.paseosdivinos.com/